He venido a presentaros a una compañera nueva que camina conmigo desde hace un tiempo: la ansiedad. No es que sea una compañera cómoda; de hecho, es bastante molesta y me provoca un abanico de emociones que me gustaría no sentir, si tuviera opción.
Sin embargo, le tengo que agradecer que haya aparecido para avisarme de que había algo que no estaba bien, de que estaba tomando el camino errado una vez más. Es un camino que ya he transitado en el pasado más veces, y no ha terminado bien. Y yo no he entendido por qué hasta que mi ansiedad me ha avisado y yo me he puesto a investigar.
Digamos que desde que era pequeña, he visto el mundo de una determinada manera que es lo que me han enseñado, lo que he visto, lo que he absorbido sin cuestionar. Crecí aparentando menos edad de la que tenía, me trataban como si realmente tuviera menos edad de la que tenía, y era como si mis amigas/os y compañeras/os fueran a otra velocidad diferente a la mía. Yo pasaba desapercibida, mientras soñaba con que alguien se fijara en mí y poder tener una gran historia de amor. Al fin y al cabo eso es lo que te hace feliz, lo dice todo el mundo ¿no?
No es que todo el tiempo en el que estuve "soltera" fuera infeliz, pero para mí el estado ideal era otro. Y en ese estado ideal, yo me fusionaría con el otro, haríamos todo juntos, seríamos todo el uno para el otro. Eso era la felicidad. Esta idea estaba grabada a fuego en mi mente. Tenía necesidad de sentirme querida, casi por quien fuera. Y así fui pasando de una relación a otra, terminando todas mal de un modo u otro. No entendía por qué, mi idea era la correcta, todo en mi alrededor así me lo indicaba.
Hace un año y medio, ocurrió un gran cambio en mi vida. No sólo porque se terminara mi relación de 6 años, sino porque aprendí mucho de mí misma, y de las ideas que me hacían daño. Cambié muchas de estas ideas, me convertí en una persona mucho más sana mentalmente. Pensaba que ya había completado mi evolución, y que a partir de entonces, todo sería fácil. Pero no me di cuenta de que tenía un problema latente que se ha manifestado sólo cuando se han dado las circunstancias necesarias.
He visto cómo he pasado de ser simplemente feliz, a estar pletórica a, paulatinamente, encerrarme en mi mente y convertirme en una persona ansiosa, insegura y, hasta cierto punto, desesperada. Me he dado cuenta de lo fácilmente que me transformo en una persona dependiente, que se anula a sí misma, que necesita que la quieran. Sí, ahora, a estas edades, qué cosas. Y cambiar no es fácil, claro. Tengo ideas que casi nacieron conmigo, y desecharlas ahora es duro, porque sin ellas... ¿quién soy? Me siento perdida.
Es aquí donde aparece la ansiedad, para indicarme que debo tener miedo. Y ya os lo he dicho, es difícil convivir con ella. Hay días en los que me siento realmente mal, que tengo mucho miedo del futuro, de lo que podría ser, de no ser capaz, de que me abandonen, de muchas cosas. Otros días intento no pensar en nada y vivir el presente, éstos son los mejores. Pero de alguna manera, mis fantasmas no se van, sólo se quedan agazapados para salir cuando estoy débil.
En esta lucha estoy. De alguna manera, necesitaba contarlo.