viernes, 1 de mayo de 2009

el juego de los contrastes

Un escritor japonés explicaba lo que le había sucedido a un oficial de su país durante la guerra de Manchuria. Al parecer, el militar había sido capturado por los soviéticos y fue arrojado al fondo de un pozo, donde sólo podía esperar morir de frío y de sed en la oscuridad.

Pero dentro de su desesperación, una vez al día sucedía algo maravilloso. Cuando el sol se hallaba exactamente encima del pozo, la luz penetraba hasta el fondo durante unos minutos. El oficial lo describía como una explosión brillante de esperanza.

Días más tarde fue rescatado por sus compañeros, que le salvaron la vida contra todo pronóstico. Sin embargo, muchos años después de que terminara la guerra, el oficial aún recordaba aquel episodio con melancolía.

Justamente porque vivía en la más oscura desesperanza, aquel rayo de sol era una inyección de gloria para él. Aunque el oficial logró rehacer su vida tras la guerra, aseguraba que jamás había vuelto a experimentar la felicidad de aquellos minutos radiantes en el fondo del pozo.

Nos enseña algo sobre la felicidad: sólo la pueden experimentar en toda su intensidad los que han vivido grandes altibajos, porque es un juego de contrastes. Los que nadan siempre por el espectro medio de las emociones, nunca conocerán la esencia de la vida. Esa es la enseñanza del pozo: a veces hay que tocar fondo para entender la grandeza del cielo.

"El Mejor Lugar del Mundo es Aquí Mismo"
Francesc Miralles & Care Santos

4 comentarios:

Sara dijo...

mencanta, y estoy totalmente de acuerdo. Ya sabes lo que pienso yo de las personas sin emociones :)

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Rafilla dijo...

Sin duda es cierto :* pero no lo comparto del todo, es como decir que "para saber qué es el amor antes debes haber perdido un gran amor", tipo supercompensación.

Desde luego vas a tener más sabiduría y más humanidad, pero lo que es la esencia se vive igual. A mí me parece bonito que cuando aún era un necio en esto de la vida fuese muy feliz, la pena es que siendo más sabio no lo sigas siendo. Yo creo que las lecciones duras deben obligarte a depurar lo malo, pero al final es la misma esencia la que buscas, solo que quizá ahora te parece más bella.

Ciao bella!

Leperian7 dijo...

La verdad es que el texto es precioso... eso sí, el final es durillo, como si fuera imposible disfrutar de la felicidad si no es tras un varapalo previo... espero que no sea así...

Anónimo dijo...

me encantas!