lluvia en la piel

No tengo una manera definida de afrontar las malas rachas. Lo cuento, me lo callo, lo disimulo, lo expreso de la peor manera, lo pago con los demás, me quita el sueño, lo escribo, hago como si no me importara, me río, me indigna, me crea mal de estómago, me hace llorar... Creo que esta vez he pasado por todo esto, como un grandes éxitos de las reacciones.

Es extraño, porque por un lado no me siento triste, pero por otro sí que lo estoy... es como si las circunstancias a las que me enfrento, me hubieran teñido de tristeza la piel pero no lo que hay dentro. Es difícil de explicar, pero ahí queda. Y lo siento mucho por los daños colaterales, ni siquiera me doy cuenta... sólo después lo veo claramente.

Al menos, espero olvidarme un poco de todo este fin de semana en Málaga.