La vida muchas veces tiene una manera caprichosa de llevarnos por sus lindes, como diciendo "no te acomodes, que verás lo que tengo preparado para ti".
Aquella noche en la que todo se vino abajo, lo primero que hice fue acudir a ti sin dudarlo ni un momento, y tú me recibiste con los brazos abiertos. Viví mucho tiempo bajo la protección de tu cariño que me mantuvo a salvo y ni un sólo día me fallaste.
Sólo contigo he podido ser totalmente sincera respecto a todo. Siempre he podido llamarte para desahogarme cuando todo me sobrepasaba (lo que ocurría casi a diario) y has aguantado más mierda por mi parte que ninguna otra persona. Y aún ahora sigo necesitando de tus consejos y de tu manera de ver las cosas cuando me encuentro ante cualquier tipo de encrucijada y aún ahora sigues estando ahí para mí.
A pesar de la distancia (la física y la otra) que ahora nos separa, no creas que olvidaré esto, porque no lo haré. Nunca dejaré de sentirme afortunada por haberte conocido, y nadie evitará que te reserve un lugar especial en mi corazón.
Hay muchos sentimientos que prefiero ignorar a pesar de que sean intensos y muy reales. Uno de ellos es el de echarte de menos. De igual manera que cuando empieza a sonar una canción de Amaral, la quito o me voy, cuando empiezo a echarte de menos, pienso automáticamente en otra cosa. Siento que no puedo permitirme añorarte, porque si empiezo, sé que esa pena me golpeará y me abatirá y no quiero estar triste otra vez.
día 6