... aunque duela
Puedo irme muy digna y decir que no me importa, que yo valgo más que todo eso. Puedo hacer ver que nada me afecta y te puedo razonar por qué. Puedes percibir la sensación de seguridad que te transmito y puedes pensar que estoy muy convencida de lo que aseguro. Pero si quitas todas las palabras y eliminas todo eso que ves, te darás cuenta de que me duele. Tanto que ni siquiera las lágrimas podrían aplacar ese dolor. Ni contártelo una y otra vez. Ni hacerte ver que estoy bien a ver si, de ese modo, realmente lo estoy.
Es lacerante el dolor que siento cuando veo la pasividad absoluta que me dedican personas a las que quiero. Y sé que nada puedo hacer, y que de nada sirve que continúe buscando razones. Sólo me queda eso que tantas veces me dice Sara: dejarlos ir... aunque duela.